Sep 212013
 

Pregunta de un artista.
Hace varios días, me escribió un artista latinoamericano preocupado por un tema relacionado con la firma de contratos. Su preocupación estaba centrada básicamente en dos aspectos:
1. Si los contratos había que firmarlos necesariamente en una notaria.
2. Cómo el podía tener una garantía acerca de la seriedad de la contra parte con la que estaba firmando.
Al respecto yo le contesté lo siguiente :
1. Un contrato se puede firmar en cualquier lugar físico,pero es muy importante – si es posible- contar con la ayuda de un abogado especializado que lo revise y nos ayude a incluir  en el todos aquellos aspectos que desde el punto de vista jurídico nos pueden dar una garantía para el trabajo que vamos a desarrollar. Hablo deliberadamente  de un abogado especializado, porque cada manifestación artística tiene particularidades y reglas  que le son propias, y no es lo mismo un contrato en el que se estipulan los términos para una gira artística de un circo, que para grabar y distribuir un disco, o para organizar una expo venta de artes plásticas. Si es posible pasar el contrato por una notaria para legalizarlo pues mejor todavía, sobre todo cuando se trabaja en el extranjero en que uno no conoce bien las reglas del juego del país.
2. Si no podemos contar con los servicios de un abogado, pues es imprescindible que la contra parte nos muestre los documentos que lo acrediten con la personalidad jurídica suficiente como para poder cumplir con los compromisos que esta contrayendo con nosotros.  Estos documentos pueden ser el acta de constitución de la entidad  que representa  y su objeto social, es decir que puede hacer y que no esa entidad en términos legales.Esto es muy importante. También se puede solicitar el nombramiento de la persona que está firmando para ver si realmente ocupa la posición que dice ocupar y cual es su ámbito de acción. Es normal que estos documentos se pidan en cualquier negociación por lo que nadie puede ponerse bravo si los firmantes quieren saber con quién realmente están trabajando.
Los contratos, cuando se hacen bien, son una excelente arma de trabajo, pero si se hacen mal pueden convertir cualquier acción que hagamos en un verdadero desastre.