Nov 032014
 

La gran batalla de todos los artistas, independientemente de las crisis creativas que muchos sufren, y de la necesidad de buscar una forma de expresión propia que satisfaga sus expectativas y que sea reconocida y aceptada por los públicos, es poder vender lo que hacen.

El termino venta, es aceptado y asumido en el lenguaje común, como una acción de transacción  en la que media  el dinero como valor de intercambio, sin embargo para el marketing, en su noción más contemporánea, la acción de vender un producto empieza mucho antes de  que esta transacción tenga lugar.

Este es un asunto muy importante que los artistas tienen que entender, pues muchas veces hay una resistencia pasiva a desarrollar acciones que conduzcan a una venta efectiva en términos monetarios. Es como si todo el mundo quisiera que el  dinero cayera del cielo sin hacer ningún esfuerzo previo.

Lo primero que tenemos que hacer con cualquier producto es lograr que el público lo conozca, lo reconozca y lo prefiera en su mente. Es venderle una ilusión, un significado, una promesa, una experiencia, un viaje imaginario a un mundo mágico, un sueño, en fin algo que lo lleve a querer compartir y ¨comprar¨ lo que hacemos y a compartir con nosotros nuestra vivencia.

Esto requiere un esfuerzo de comunicación inteligente y de un conjunto de  acciones coordinadas que demandan además de recursos, sobre todo pensamiento, y muchas veces el artista no quiere pensar sino que  quiere resultados rápidos.

Esto lo que constatado en múltiples ejercicios con artistas, donde por no pensar con rigor, se venden como lo que no son, hacen promociones ineficaces, botan recursos y se agotan rápidamente por no lograr los resultados que esperan. Si es que alguno los tiene claros, lo que en la mayoría de los casos no se da.

Nunca olvidare un curso que impartí a realizadores de documentales donde cuando entre al aula, un alumno dijo: nos salvamos, llego la que nos va a enseñar a vendernos y yo le conteste: no, estas equivocado, llego la que los va a enseñar a pensarse, para que después se puedan vender.

Hagan un esfuerzo, armen un equipo y piénsense antes de actuar. El éxito salvo excepciones, no cae del cielo.