Sep 292015
 

Gestionar cualquier tipo de proyecto de caracter artístico cultural, sin importar su alcance y envergadura requiere de un conjunto de habilidades, muchas naturales y otras aprendidas.

Dicen los expertos que generalmente se dan tres tipos de figuras al frente de estos proyectos.

1. Personas con gran sensibilidad artística pero sin ninguna capacidad de gestión.

2. Personas con gran capacidad de gestión pero sin ninguna sensibilidad artística.

3. Personas con ninguna de las dos capacidades.

Cualquiera de los tres casos es dificil pero el tercero es el peor y muchos los hemos sufrido.

La persona ideal es aquella que tiene una gran sensibilidad artística y que tiene además una buena capacidad de gestion. Estos casos no son abundantes pero tampoco imposibles pues la historia está llena de figuras artísticas que han sido capaces de gestionar sus proyectos con una gran eficiencia convirtiéndolos en verdaderas instituciones artísticas y culturales de alcance mundial cuyo impacto se ha sentido fuertemente a diferentes niveles.

Ahora bien, como estos seres con capacidad para soñar y racionalizar  de forma pragmática al mismo tiempo no son muy frecuentes, es importante dotar a los artistas de elementos de gestión que los ayuden a lograr sus objetivos con una mayor eficiencia priorizando siempre y sobre todo su arte. También es importante ayudarlos a conformar un equipo que se ocupe de estos temas para que estos no le roben tiempo a la creación.

Los burócratas en el arte son fatales, pues su falta de creatividad, sensibilidad y visión resultan lo opuesto por el vértice a la naturaleza del mismo y lo que hacen es frenarlo. Por otra parte, quien no sienta el arte no puede trabajar en este giro.

El arte se siente, se sufre, se aplaude y se llora y solo así se puede disfrutar y gestionar.