Jan 222010
 

Uno de los aspectos más difíciles en cualquier mensaje es definir que es exactamente lo que queremos decir.  Un argumento, es una idea que logre generar identificación y motivación en los públicos de cualquier  proyecto, y que esté en concordancia con la esencia de lo que queremos promover. El argumento de nuestro mensaje deberá ser reconocido como único frente a los competidores.

Los argumentos suelen ser de 3 tipos:

  • Argumentos racionales
  • Argumentos emocionales
  • Argumentos morales

Los argumentos racionales apuntan a lograr el convencimiento de los públicos objetivos acerca de la calidad, valor y otros beneficios que  pueden obtener con nosotros.

– Nuestro catálogo de artistas es de excelencia

– Somos la productora musical más antigua del país

Los argumentos emocionales apelan a lograr la atención de los públicos objetivos a partir de tocar su sensibilidad .Existe un universo muy grande de público que busca de su vinculación con el arte,  nuevas vivencias emociones y experiencias.

– Disfrutemos juntos la magia del cine en 3D

– Dos horas de fantasía en un espectáculo único

Los argumentos morales apelan a lo que es apropiado, beneficioso, correcto y enaltecedor. Generalmente este tipo de argumento se dirige menos al público final que a los otros públicos que rodean a la organización como son: instancias a diferentes niveles, la comunidad, intermediarios y patrocinadores potenciales etc.

– Una colección de libros para homenajear a nuestros héroes

– Artistas plásticos por la vida. No al SIDA

La fuerza de un argumento en términos mercadotécnicos se alcanza en la medida en que el argumento no refuerce demasiado lo que el público ya sabe de nosotros, o  en la medida en que no proponga algo demasiado discrepante. Es importante que el argumento del mensaje diga algo que resulte interesante, que sea deseable y que sea creíble.

Expresar lógicamente un argumento, puede hacerse mediante diferentes estructuras, siendo las más comunes las siguientes:

  • Hacer conclusiones o dejárselas al público,
  • Hacer preguntas
  • Potenciar un solo punto de vista o ambos
  • Plantear solo lo positivo o dejar ambigüedades que puedan ser cubiertas por el público, esgrimir los aspectos más poderosos del argumento al principio o al final.

Algunos estudios sugieren que las conclusiones muy cerradas generan poca credibilidad, mientras que las preguntas y las ambigüedades proponen al público una participación activa al dejar que ellos lleguen a sus conclusiones e interpretaciones de acuerdo a sus propias vivencias y valores.