En la gestión de cualquier proyecto artístico, sin importar su naturaleza ,tenemos que tener mucho cuidado con el tema de auto categorizarnos o equiquetearnos de determinada forma.
En este caso, muchas veces nos pensamos como lo que no somos ,y comenzamos a promover nuestro trabajo bajo esta etiqueta. Esto resulta muy delicado, sobre todo cuando estamos empezando y estamos en una fase de búsqueda expresiva, de pura experimentación o tratando de definir el perfil o la naturaleza real de lo que estamos proponiendo.
Si este es el caso, es importante no cerrarnos en una categoría o denominación rígida sino dejar abierto un espacio que nos permita, en la medida que vayamos creciendo y encontrándonos como artistas ir reformulando nuestro statement hasta que encontremos una autodenominación que satisfaga completamente todas nuestras expectativas. Esto es muy importante, porque el público trata de asociarnos mentalmente con la categoría , el estilo, o el género que le estamos vendiendo y si realmente no encuentra “eso” que le estamos ofertando como diferencia, pues va a sentirse defraudado o nos va a posicionar en su mente como lo que no somos.
El otro caso es que la etiqueta venga desde afuera y nos sea asignada por la critica o el público. Aqui hay que ser muy cuidadosos, porque es obvio que se nos está percibiendo de determinada forma con la que quizás nosotros no nos sintamos totalmente identificados. Aqui hay que trabajar con inteligencia y además ser receptivo a lo que los otros estan diciendo de nosotros porque muchas veces tienen razón y nos ofrecen un óptica que no habiamos tenido en cuenta o a veces realmente nos hunden.
André Bretón denominó una vez a Frida Kahlo como surrealista y esta le contestó diciendo: Yo no soy surrealista porque yo no pinto lo que sueño, yo pinto lo que vivo.
Distinta suerte corrió el famoso pintor Wifredo Lam cuando después de en una exposición en 1942 en la Galeria de Pierre Matisse en New York, un crítico lo definió como el ¨Picasso Cubano¨- Esta etiqueta la tuvo colgada por casi 10 años, hasta el momento en que otro crítico, Henry Mc. Bride la da su justo lugar diciendo : que la pintura de Lam estaba relacionada con la mistica de Cuba y con cosas que para nada Picasso conocia,y que aunque era real que este se estaba “apropiando”de lenguajes de otras latitudes llenandolos de significados nuevos y propios, no reconocer esto enturbiaba y le cerraba el paso a la nueva modernidad latinoamericana de la cual el era exponente.
El público también pone etiquetas como la Vedette, la Primerisima, el Divo, el Sol , el Rey, la Abuela y muchas más ,y con estas hay que saber vivir y honrarlas.