Dentro de la post modernidad, donde todo se mezcla, se ha puesto muy de moda el término fusión.
Constantemente oigo entrevistas, sobre todo de músicos, donde cuando se les pregunta que música están haciendo, o cual es la característica principal de su nuevo disco, casi más de la mitad o quizás más, se refieren inexorablemente a que están haciendo fusión de cualquier cantidad de géneros musicales y muchos hablan ya de nuevos géneros logrados a partir de la misma.
Esto ocurre con muchos, pero en el caso de la bachata es dramático. He oído a bachateros hablar de cómo fusionan la bachata con salsa, reguetón, boleros, jazz y hasta algo que denominan ¿“música tropical”?.
No dudo que muchos lo hagan, pero el caso es que cuando he oído lo que cantan, al menos yo, los percibo exactamente igual a lo que cantan todos los demás.
En esto, todos los artistas tienen que ser muy cuidadosos. De nada vale que usted diga que está haciendo algo diferente si el público no lo percibe como tal. Una fusión, desde mi punto de vista, no puede ser una sumatoria, tiene que ser una nueva cualidad que se perciba como tal por todos y muchas veces no es el propio artista el que tiene que denominarla, sino que es la crítica, los especialistas y el público la que la reconocen y la nombran como nuevo género.
Atención! En el desespero de promoverse y competir con algo novedoso y triunfar en el mercado, puede ser que usted mismo se esté hundiendo si no hace lo que dice, se pone un cuño equivocado antes de tiempo, o lo que es peor, el público se siente defraudado y lo considera un farsante.
Una buena diferencia es vital para triunfar en el mercado, pero tiene que ser percibida como tal porque ni no, no es efectiva.